A pesar que la obra de la creación sea más propiamente atribuida a Dios Padre, podemos también dar a las otras Personas Divinas el título de Creador. En el relato del Génesis sobre la creación (cf. Gn 1), esta no es atribuida a ninguna Persona Divina. Hasta el quinto día de la creación del mundo, vemos a Dios utilizándose del verbo “hágase” o “háganse”. Cuando va a crear el hombre, Dios se refiere a “hagamos” (plural), indicando, con eso que la obra de la creación es de la autoría de las Tres Personas Divinas, de manera que no hay ningún problema en dar a María, como Madre de Dios, también el título de Madre del Creador.
Tal vez, su mayor dificultad esté
en parecer un absurdo el hecho de María sea la Madre de Aquel que la creó.
Ahora bien, si Dios creó a María, ¿cómo Ella puede ser su Madre? Es bien
comprensible esta duda, ya que la Encarnación
del Verbo es un misterio de nuestra fe. Sucede que la Iglesia enseña que
Nuestra Señora es Madre de Dios por haberlo generado en el tiempo, o sea, para
este mundo. Fue a través de Ella que Dios asumió la naturaleza humana. Esto se
explica por el hecho de, aunque Jesús sea un hombre completo, no poseer Él
personalidad humana, no ser Él una persona humana, pero por el hecho de Él ser
solamente Persona Divina. ¿Cómo comprender esto? Imposible pues es un misterio.
Así como Dios Padre generó el Verbo Divino en la eternidad, María lo generó en
el tiempo, siendo por esta razón, Madre de Dios y, como fue explicado más
arriba, Madre del Creador.
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