"Por la fe en el amor que recibimos, realizaremos maravillas"
El Evangelio de este 5° Domingo de Pascua nos llama a la confianza inquebrantable en el amor de Jesús por nosotros, capaz de establecer orden y tranquilidad en nuestros corazones, disipando todas las angustias.
Si nuestra fe en Él
es robusta, nuestra inteligencia se dilatará, nuestro amor se fortalecerá y
viviremos en la obediencia a Dios y en la disposición de servirlo hasta el
holocausto. Si tenemos, sobre todo, el alma impregnada de admiración, el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo estarán presentes en nosotros, y entonces podremos
decir como San Pablo: “Yo vivo, pero ya no soy yo: es Cristo que vive en mi”
(Gal 2,20).
La Providencia quiso
reservar gracias especiales e inéditas para este período de la Historia en la
cual nacimos. A pesar de nuestras flaquezas e insuficiencias, Dios nos
utilizará como instrumentos para realizar sus maravillas, y de esto debemos
compenetrarnos. Si nos atemoriza la idea de ser pocos, en relación al mundo
entero que le da las espaldas a Él, recordemos que la eficacia de nuestra
acción no es una cuestión de número, sino de convicción en el poder del Padre.
Así procedió la Santísima Virgen al pronunciar las palabras que dieron un nuevo
rumbo a la humanidad: “Hágase en mí, según tu palabra” (Lc 1, 38).
Confiemos en el
inminente triunfo de María Santísima, la “puerta abierta que nadie puede
cerrar” (Ap 3, 8), la cual dará acceso a la era histórica en que todas las
naciones reconocerán a Nuestro Señor Jesucristo como el Camino, la Verdad y la
Vida.◊
Fuente: Monseñor João S. Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre
los Evangelios” Volumen I, Librería Editrice Vaticana.
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