Con un templo repleto, el sábado 13 de mayo, organizada por los Heraldos del Evangelio, se llevó a cabo la conmemoración del 106° aniversario de las apariciones de la Virgen de Fátima, en la iglesia del Cordón, Montevideo.
Los homenajes fueron presididos por Monseñor Luis Eduardo González, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Montevideo quien estuvo acompañado por los sacerdotes Alberto Arcos Pérez, EP (Heraldos del Evangelio), el Padre Lázaro Porto (párroco del Cordón) y por el Padre Genaro Lusararian.
Cientos de fieles asistieron a estas actividades que
tuvieron como inicio el rezo del Santo Rosario, para continuar con la
celebración de la Santa Misa y concluyendo con la Solemne coronación de la
imagen peregrina de la Virgen de Fátima, que encabezó los actos.
Un momento emotivo y de gran devoción mariana, fue la
Consagración a la Santísima Virgen según el método de San Luis María Grignion de Montfort, por parte de aquellas personas que hicieron el curso durante 30
días, vía internet, y que concluía justamente el 13 de mayo. Otras personas que
ya se habían consagrado en ocasiones anteriores, aprovecharon para renovar la
Consagración a la Virgen como esclavos de amor, según lo enseña el gran santo
Grignion.
* * *
En su homilía, Monseñor Luis Eduardo González se refirió a la indispensable devoción a la Madre de Dios, como camino seguro y directo para llegar a su Divino Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.
A continuación transcribimos algunos trechos: “En este tiempo de la Pascua también celebramos con alegría a Nuestra Señora de Fátima, y como lo hacemos cada año, nos consagramos a su Inmaculado Corazón. En este tiempo, también hemos tenido la alegría de celebrar el gran acontecimiento de la beatificación de Mons. Jacinto Vera, un testigo de la fe, un misionero apostólico, un hombre que dejó su legado en medio nuestro. Hoy, de algún modo todos nosotros somos fruto de su misión apostólica, de su oración, de su ministerio. […] María que estuvo llena del Espíritu Santo, y en esta invocación de Nuestra Señora de Fátima intercede por el mundo, por la Iglesia y por cada uno de nosotros. Ella nos enseña cómo se hace para no descuidar el tesoro de la fe que recibimos; cómo se hace para amar en momentos difíciles, de dificultades, para dar testimonio creíble en este mundo; María nos educa como Madre.
Muchos de ustedes
han hecho estos días el curso de Consagración siguiendo la espiritualidad de San
Luis Grignion de Montfort, le han rezado a la Virgen, le han hecho novenas;
todos nosotros sabemos que el amor de María no tiene límites, es abarcativo
para todos pero al mismo tiempo nos conoce a cada uno con amor de madre. Ella
nos advierte de los peligros del mundo, de las oscuridades, de los caminos sin
sentido, de aquello que nos puede parecer algo bueno y no es así. […]
María nuestra Madre nos protege del mal pero
además nos conduce por el bien, siendo esto muy importante para nosotros. […]
La Virgen se hace cargo de la oración nuestra,
la siente en su corazón, la presenta como Madre por el bien de sus hijos.
Debemos agradecer porque en la Iglesia tenemos la intercesión de María, que se
hace cargo también de nuestra vida, como Madre de cada uno de nosotros.
Hermanos acudamos siempre a María, en cada día; Ella está muy cerca del corazón
de Jesús; y con su Inmaculado Corazón les hizo presente a los tres pastorcitos
de Fátima la ternura y el amor de una madre y asimismo nos mira también a nosotros
con esa ternura. Por ejemplo en esta imagen [peregrina de la Virgen de Fátima]
podemos apreciar todo lo que significa María para la Iglesia. ¡Qué sería de
nosotros y de nuestra Iglesia, sin María y sin la intercesión de su amor! " […]
Sin duda, la presencia del prelado, obispo auxiliar
de Montevideo contribuyó de gran manera para darle el mayor brillo a una
conmemoración más de la Fiesta de la Virgen de Fátima, de cuyo mensaje mucho se
habla pero poco se conoce. 🔸
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Ver más homenajes de los Heraldos a la Virgen de Fátima, en otros países.
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