domingo, 30 de abril de 2023

30 de abril: Festividad de San Pio V, Papa

 Este pastor italiano que dejó en el campo sus ovejas se tornó un pontífice extraordinario: renovó el clero y la liturgia de la Misa y salvó la Iglesia y el continente europeo de la invasión musulmana en la memorable Batalla de Lepanto, teniendo el auxilio efectivo de la Santísima Virgen del Rosario.

Él nació en Bosco, Italia, en el año 1504. Por causa de la pobreza de sus padres, cuando todavía muy joven tenía como trabajo cuidar de ovejas en el campo. Fue una familia generosa que pagó los estudios de Antonio. Por eso él pudo estudiar con los dominicos y llegó a ser religioso en la orden de Santo Domingo.

En varias ocasiones quisieron matarlo, pero esto no fue motivo para que él dejase de predicar el Evangelio, anunciando la verdad. El Papa lo creó Cardenal y le entregó la dirección de la Iglesia en defensa de la recta doctrina.

Cuando el Papa Pío IV murió, San Carlos Borromeo dijo a los Cardenales que el más apropiado para el ministerio petrino era el Cardenal Antonio Chislieri, por eso, fue electo Papa, tomando el nombre de Pío V.

Era edificante la gran devoción a la Eucaristía, a la Virgen María y a la recitación diaria del rosario por él recomendada a todos.

Lepanto

Los musulmanes amenazaban invadir Europa y acabar con la religión católica. Ellos salían de Turquía, matando a las poblaciones católicas y anunciando que la Basílica de San Pedro sería el establo para sus caballos.

Los reyes de la época no querían enfrentar a los mahometanos. El Papa buscó la ayuda de líderes europeos y organizó una gran escuadra naval.

Antes del inicio de los combates, él pidió que todos los combatientes fuesen a la batalla habiendo hecho antes la confesión y comulgado en la Misa. Cuando los combatientes partieron para la batalla, el Santo recorría con los fieles romanos las calles descalzos y rezando el Rosario.

La superioridad del ejército musulmán era evidente y ellos surgieron delante del ejército católico en un golfo, situado cerca de Grecia cuyo nombre era Lepanto.

La superioridad de los turcos no intimidó a los combatientes católicos y los comandantes de la escuadra y sus soldados pasaron a rezar el rosario antes de iniciar la batalla. Era el día 7 de octubre de 1571.

El combate comenzó con ventaja nítida para los musulmanes. Con todo, el viento que le era favorable, inexplicablemente, cambió de dirección y soplaba favoreciendo el avance de los católicos.

Los cristianos se lanzaron al ataque y obligaron a los musulmanes a retroceder.

San Pío, en Roma, sin tener medios de recibir noticias de lo que sucedía lejos de la Ciudad Eterna, miró por la ventana y dijo a los Cardenales que lo acompañaban en la oración:

«Vamos a dedicarnos a dar gracias a Dios y a la Virgen Santísima, porque conseguimos la victoria».

En agradecimiento Pío V ordenó que todo día 7 de octubre fuese celebrada la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y que en las letanías fuese incluida la jaculatoria «María, Auxilio de los Cristianos, rogad por nosotros», en reconocimiento a la Virgen por la intercesión de Ella para la victoria ser obtenida.

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