Yo rezo todos los días el Rosario y lo ofrezco a Nuestra Madre Santísima agradeciendo por todas las bendiciones que Ella ha derramado sobre nosotros. ¡El problema es que me distraigo mucho! Cuando caigo en sí, veo que estoy pensando en cosas del día a día y me parece que el Rosario que recé perdió su valor ¿Ella me oye y me atiende?
Concretamente, debemos hacer
todo el esfuerzo que esté a nuestro alcance para rezar el Rosario con toda atención.
Mientras no sean voluntarias, tales distracciones no deben representar ningún
tipo de preocupación.
Un método que vamos sugerir es
de disponer de algún buen librito con una meditación adecuada y alguna
ilustración que represente cada Misterio. Si la persona no tiene ningún
librito, intente representar con su imaginación cada Misterio del Rosario,
mientras esté recitando las Avemarías. Un método interesante, también, es pedir
una gracia relacionada a cada Misterio.
Por ejemplo, en el Primer Misterio Gozoso, pedir a Nuestra Señora, la gracia de
participar de su profunda humildad, pues eso fue lo que atrajo para Ella la
gracia de ser la Madre de Dios.
Estos son métodos que pueden
ayudar a fijar la atención. Aunque, cada uno podrá elaborar su método propio,
desde que no altere lo sustancial de la oración.
¡No es necesario afligirnos, si
tenemos alguna insensibilidad y dificultad en fijar la atención! Lo que Dios
quiere de nosotros es buena voluntad y deseo de rezar de un modo perfecto. Si
estamos con alguna preocupación o dificultad del día a día en mente, coloquemos
también esas dificultades en las manos de María, para que Ella también nos
auxilie en esto, una vez que Ella es
nuestra Madre, y toda buena madre desea ayudar a sus amados hijos hasta en los
mínimos detalles. ¡Si una buena madre terrena es así, imagínese cómo debe ser Nuestra
Señora!
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