La única terminología encontrada por San Luis María Grignion de Montfort para definir esa entrega total a Jesús por las manos de María es la relación de esclavitud. De hecho, si consideramos el régimen de esclavitud por un prisma meramente humano, la condición de esclavo es realmente contra la dignidad del ser humano, pues hace parte esencial de esta dignidad el derecho a la libertad. Más aún, la esclavitud a María, tal cual es enseñada por San Luis Grignion, es de una esencia enteramente diferente de este régimen de esclavitud que aún existe entre los seres humanos, y que es condenado por la moral católica.
He aquí las principales razones:
1) Ningún fiel está
obligado a hacer esa entrega a Nuestra Señora;
2) El fiel tiene toda
la libertad para romper esa relación, sin cometer ningún pecado;
3)
Esta es una
esclavitud de amor, o sea, es por el hecho de amar profundamente a Nuestra
Señora que la persona desea ser enteramente de Ella;
4)
El objetivo de esta
entrega es facilitar el camino para alcanzar la santidad. En efecto, Nuestra
Señora no dejará de tener para quien se hace enteramente de Ella un cuidado
especial. No podemos concebir a María Santísima como una Señora verdugo, como
son muchos señores de la esclavitud terrena. Nuestra Señora es, antes de todo,
una Madre llena de bondad que sabe cómo nadie dar una atención especial a aquel
que le pertenece;
5)
La consecuencia del
punto anterior es que la virtud se torna más fácil para la persona que se
consagra de esta manera a Nuestra Señora. Es Ella quien va sacando las piedras
del camino; es Ella quien envía sus ángeles para alejar el enemigo; es María
quien hace nuestras cruces más dulces. Por esta razón, consagrarse a Jesús por
las manos de María como esclavo de amor es un gran medio para alcanzar la
perfecta libertad interior (cf. Tratado, n° 169-170).
Fuente: P. Ricardo Basso, EP in “Preguntas y respuestas: ¿Por qué
debemos consagrarnos a la Santísima Virgen?”, Pregunta 24, págs. 189 - 190.
Edición en portugués.
Fuente: P. Ricardo Basso, EP in “Preguntas y respuestas: ¿Por qué debemos consagrarnos a la Santísima Virgen?”, Pregunta 24, págs. 189 - 190. Edición en portugués.
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